Quizás no exista una mejor forma de llamar a esta paradisiaca isla del Caribe… La isla feliz. Eso no es solamente un slogan publicitario (cosa que funciona de maravilla) sino que pasa a ser algo palpable y real.
¿Quién se atreve a discutir que Paris no es la ciudad de la Luz? ¿O que Roma no es la Ciudad Eterna? Los slogan de cada lugar deben ser inspiradores y deben reflejar en pocas palabras que sentirás al estar en el destino. Y voy a mostrarles sólo algunas frases de playa y se darán cuenta que Aruba está un paso por delante de todos.
Estos destinos de playa usan frases chiclosas para atraer turistas, desde un banner publicitario en internet. Bahamas: La vida es Grande – Cuba: Autentica Cuba – Dominicana: Lo tiene todo – México: Vívelo para creerlo – Panamá: Las sorpresas de Panamá. Y así siguen compitiendo por estimular tus ganas de tirar todo al demonio y sacar un pasaje cuanto antes.
Pero la verdad…. ninguna atrae lo suficiente.
Sé que la vida es grande como dicen en Bahamas, que lo autentico puede no gustarte como dicen los Cubanos, o que tener todo a veces te marea, por más que lo afirmen los Dominicanos… Sabemos que los destinos pueden ser maravillosos de por si y eso no se negocia. A alguno le gustará más uno que otro. Pero nadie que visite Aruba va a discutir que es una isla… y mucho menos que no es Feliz. Aruba ONE HAPPY ISLAND.
Nunca más real.
Rompiendo mitos en ojotas
Aruba lo conocí en plena pandemia con lo que puedo derribar el primero de los mitos: se puede viajar hasta con una gripe mortal en el aire. Dejemos claro, que ahora no podés caminar por el free shop del aeropuerto oliendo perfumes, porque como mínimo te van a mirar mal. Y vas a tener que aguantarte que la comida del avión no se resuma más a pollo o pasta. Eso era en otros tiempos.
El turismo (post?) pandémico ha dejado y dejará huellas que a mi entender no van a desaparecer. Está en uno tomar las cosas con tranquilidad y empezando a naturalizar que tengan que meterte un coso en la nariz cada vez que entres a un pais. O que salgas. O que tengas tos. Nada que uno no tolere o que opaque unas merecidas vacaciones. Solamente hay que tener tolerancia.
Luego tenemos la eterna grieta de vacacionar en un todo incluido o hacerlo de una forma más cercana a como lo hacíamos de niños. Ahora esto se magnificó en pandemia. ¿Vale la pena pagar por tener servicios limitados desde el lugar de la seguridad sanitaria?
No digo que los all inclusive no me gusten. Bah si lo digo. No me gustaron nunca. No me siento cómodo en el papel de monarca que todos los lacayos te sirven. No nací para eso. Pero otra vez es algo personal. Los puritanos del relax autentico te van a querer convencer que vacaciones son aquellas donde te solucionan todo. Creo que si existiera un paquete todo incluido donde te mastiquen la comida, habría turistas para ello. Quizás como dice un amigo que compartió el destino conmigo: la clave es un mix entre lo autentico del lugar y unos días dentro de un complejo sin mover un dedo. Sería un punto medio en el paraíso.
Y todo esto que les digo, lo ubico en la situación actual, donde los bufets no son más feedlot de ganado, las actividades son limitadas, en distancia y sin estornudar y el ritmo de vida de los hoteles super concurridos pasan a ser un poco más difíciles de soportar para aquellos viajeros acostumbrados a tener todo al alcance de la mano.
Pero sin sonar a resentido ni anarquista de los hoteles RIU yá que vivo de ellos en cierta forma, debo recomendar que Aruba es un destino para vivirlo desde otro lugar. Hay playas paradisiacas, gente maravillosa, costumbres europeas y puede ocurrirte que alojándote en un ¨barrio cerrado¨ cometas el pecado de no moverte de ahí.
Si te permitís ese desafío de conocer un lugar saliendo de tu zona de confort (nunca mejor dicho) vas a descubrir lugares y paisajes que no te imaginabas. Y Aruba es para eso.
Oranjestad
La capital de la Isla, hoy refleja un dejo de decadencia producto de la pandemia mundial y de que mucho se ha trasladado al norte de la isla donde los gringos hacen de las suyas. Es decir gastar dólares y tomar mucho alcohol. Sin embargo se encuentran las pinceladas de su historia de colonia Española y sobre todo Holandesa.
Esto se ve en los edificios coloridas, donde las fachadas parecen decorado de una pelicula de Piratas del Caribe. La verdad es que son reales pero la remodelación reciente los resalta más para el turismo que respetando el criterio historico. Igual están barbaros para disfrutarlos en un paseo.
El centro es pequeño con una calle principal donde circula un tranvía gratuito que recorre la capital desde el puerto de cruceros hasta una pequeña plaza que por la noche se ilumina con algunas tiendas locales de recuerdos. La Main Street cuenta con locales que en otros tiempos lucirían mejores y hasta que los cruceros no vuelvan a atormentar a los lugareños, seguirá respirando un aire de pueblo del interior, con el sol calentando la calle sin gente.